Soy Sabanero, de Adolfo Pacheco:
Letras de una cultura dominada por el hombre.
Dayana Romero Parejo
Abstracto
Este
ensayo tiene como objetivo analizar la canción “Soy Sabanero” del cantautor y compositor de música vallenata
Adolfo Pacheco Anillo, enfocándose en una crítica de la tendencia a la conducta
machista en la sociedad del caribe colombiano, profundizando en distintas
consideraciones ideológicas. De ahí, identificando y sustentando las prácticas
culturales que se derivan de este concepto llevadas a cabo por el hombre.
Por
último este trabajo busca justificar y desarrollar las ideas de los diferentes
rasgos culturales presentes en la canción, como el dialecto, la vestimenta, y
la importancia de la música y folclor característica de esta región como lo es el porro.
Palabras claves: machismo, prácticas culturales del hombre caribeño, vestimenta tradicional, dialecto, porro.
Abstract
This essay aims to analyze the song "Soy
Sabanero" by the singer-songwriter and composer vallenata Adolfo Pacheco
Anillo, focusing on a critique of the tendency towards macho behavior in
Colombian Caribbean society, deepening in different ideological considerations.
Hence, identifying and sustaining the cultural practices that derive from this
concept carried out by man. Finally, this work seeks to justify and develop the
ideas of the different cultural traits present in the song, as would be the
dress, and the importance of music and folklore characteristic of this region
as the porro.
Key words: male chauvinism, cultural practices of
the caribbean man, traditional clothing, porro.
La
época en la que fue escrita la canción Soy
Sabanero de Adolfo Pachecho, coincide con la creación del Festival de la
Leyenda Vallenata, que le dio una promoción importante al vallenato como medio
de expresión cultural, el cual constituía una narrativa que daba a conocer las
características del campesino costeño. Sin embargo, esta época también estuvo
acompañada por los múltiples procesos que se llevaron a cabo
de desplazamientos del campo a la ciudad, agregando la “cultura emergente” que
se estaba formando a raíz las consecuencias de la bonanza marimbera, que en
conjunto contribuyó al desarrollo de lo grosero, el machismo y la violencia. De
esta manera se vio reforzada la discriminación ya existente hacia la mujer en
casi todos los ámbitos como en lo social, económico y político.
Entonces,
en el análisis de la canción podemos notar que se trata de un hombre que
expresa y afirma su identidad como sabanero, basándose en elementos como su
vestimenta, los sitios a donde va, la música que escucha y baila, y las
actitudes típicas de un hombre sabanero como lo es irse de parranda; por otro
lado, también menciona a su mujer, pero se refiere a ella cuando le ordena que
le tiene que dejar la ropa planchada para que él pueda irse de fiesta. Esta
simple denotación que usa para representar a su mujer deja mucho de qué hablar
sobre el lugar que ocupa el sexo femenino en la sociedad de la costa caribe de
Colombia.
Por
consiguiente podemos identificar en la canción la evidente manifestación del
machismo en la época como parte de la cultura de esta región, pues se da a
entender que la mujer no participa, ni se tiene en cuenta para otras
actividades que no sean las ocupaciones del hogar, y sobretodo que está para
atender a su esposo en lo que el disponga, ya que de no ser así ¿por qué no
podría ella salir de parranda con él? o ¿por
qué no puede él planchar su propia ropa? Entonces es así como por medio
de las expresiones culturales tales como la música se transmiten importantes
rasgos de los conceptos e ideologías que se manejan en esta.
El
surgimiento del machismo puede ser fundamentado por las tres teorías que maneja Yuval Noah Harari en su libro De animales a dioses. Una Breve historia de
la humanidad sobre el origen de la desigualdad de género, la
cual se encuentra documentada desde la época de los neandertales.
Entre sus tres teorías, la primera se basaba en la
potencia muscular, donde afirmaba que el hombre se ocupó de los trabajos que
requerían un mayor esfuerzo físico, controlando la producción y sometiendo a
las mujeres. La segunda sostiene que las mujeres se vuelven más propensas ante
la creciente violencia del hombre. Y la tercera plantea que a través de los genes,
las mujeres y los hombres desarrollaron estrategias de supervivencia y
reproducción distintas, y que cuando los hombres se tornaban competitivos de
acuerdo a su descendencia, las mujeres se convertían en cuidadoras sumisas.
Y esta idea del pensamiento machista no es ajena a
nuestra realidad, y a nuestro contexto social, ya que desde la crianza en los
hogares podemos identificar como todavía inculcan a los niños la idea de que
los “machos de verdad” no deben llorar, o que a ellos desde jóvenes se les permite
una libertad sin restricciones, tanto sexual como en otros aspectos, porque
ellos son hombres, es normal que sea así y tienen ese derecho, en cambio se
acostumbra a destacar la fragilidad y debilidad de las niñas, siendo más
protegidas y celadas por sus padres, un padre costeño probablemente acepte y
acolite las aventuras amorosas de sus hijos, sin embargo haría todo lo contrario
si se tratase de su hija; de esta manera el aprendizaje y la práctica de estas
costumbres afianzan su identidad y fortalecen al desarrollo de esta cultura.
Agregando a lo anterior, el autor hace uso
indirectamente de las funciones del lenguaje cuando menciona que él ordenó a su
mujer a realizar una acción: “yo le dije a mi mujer / tenme la ropa planchada /
que el domingo voy a ver / donde voy a parrandear.” Aquí observamos la función
apelativa indicando a que el sujeto haga algo.
Del mismo modo al momento de caracterizar el
hablante lírico que es el autor de la canción, se le pueden destacar las
actitudes como hablar con cierto relajo, despreocupación, y si se puede decir
un poco egocéntrico, las cuales nos permiten identificar que visión del mundo
tiene este personaje, o según su cultura que prioridades maneja, debido a que
demuestra que sólo piensa en pasarla bien, embriagarse, mandar todo con su
dinero apenas llegue el domingo; y no podemos negar que estas actitudes son
unas de las tantas que conforman el imaginario del típico hombre de la costa. Sin embargo,
además de lo anterior Rodríguez Rojas (2001) afirma en su obra “La cultura frente al mar” que:
“…el costeño en efecto es alegre, hospitalario y conversador, ameno,
pero no se detiene allí, porque en realidad el costeño trabaja cantando”.
Así
que podemos ver las similitudes entre las conclusiones que se tienen sobre el
hombre caribeño, y lo que refleja sobre su personalidad el autor en la canción,
donde no todo apunta a un lado negativo, pues es cierto que es acogedor por la
manera en que demuestra que para él son importantes sus amigos y que además es
generoso con ellos.
Por
otro lado, el autor manifiesta las características especiales de su dialecto
determinado por las situaciones geográficas, sociales, económicas, culturales y
estilísticas de la región caribe. El dialecto es el resultado de las distintas
variaciones e innovaciones lingüísticas que se dan dentro de un espacio
geográfico, como las hablas regionales y las connotaciones especiales.
Existen
dos teóricos importantes en este estudio, Coseriu y Jose Joaquín Montes (1987)
los cuales constituyeron en sus investigaciones las bases para desarrollar las
variantes léxicas y dialectales en Colombia. Entonces Montes Giraldo (1987)
utiliza el concepto de dialecto…
“si se parte de una concepción adecuada de ‘lengua’, como un conjunto de (sub)sistemas parciales unidos por lazos más histórico-políticos que puramente lingüísticos y de ‘dialecto’ como variante de lengua delimitada en el espacio, en el tiempo y en la estructura social”.
Asimismo,
establece que los dialectos están delimitados por un conjunto de normas
formales. En Colombia aparte de la división en siete grupos de hispanohablantes
propuesta por la dialectología (estudio
de la articulación de las normas de un conjunto idiomático autónomo), se
puede afirmar que existe una bipartición en el español del país, que está
conformada por el grupo costeño y los que no son costeños o el resto del país,
y la zona costeña del país pertenece al superdialecto andaluzado proveniente de
la lengua española.
El
habla y léxico de la región Caribe constituyen palabras y expresiones en las
cuales se pueden identificar las diferencias semánticas con respecto a los
demás dialectos determinados por zonas geográficas en Colombia, por ejemplo en
el Caribe la palabra “Perro”
corresponde a una variable dialectal, ya que designa a un hombre que enamora a
muchas mujeres, que es mujeriego o que es mala persona, en cambio si buscamos
un definición de “Perro” más global,
encontraremos que se trata de un mamífero doméstico de la familia de los
Cánidos.
Por
consiguiente en “Soy sabanero” podemos notar a través de la palabra “Güepa”, una
expresión propia de la región, que tiene
un significado más que todo simbólico, pues esta es una expresión musical
utilizada en la costa norte colombiana para denotar alegría y entusiasmo, que
se utiliza con más frecuencia en el vallenato. Las palabras y expresiones
utilizadas por el hombre caribe, muestran desde su realidad lingüística las
formas particulares de comunicación, principios y valores de una región muy
singular de Colombia.
Por
otro lado la conservación de lo tradicional y el orgullo de la identidad
cultural es un factor muy importante de la canción “Soy Sabanero”, ya que el
autor expresa de una manera satisfactoria, características específicas que
hacen parte de la vestimenta típica de los sabaneros “Por mi modo de vestir / saben que soy sabanero / porque llevo mi mochila / mis abarcas y mi sombrero”, lo cual efectivamente corresponde a lo
tradicional en el caribe colombiano como una moda ligera, sin embargo, en las
zonas urbanas predomina la moda de otros países.
Además
de la vestimenta, el ritmo musical de la canción, en este caso el porro,
corresponde a una amplia trascendencia cultural en la historia musical del
caribe colombiano. El porro tiene un ritmo fiestero y ahora es normalmente
interpretado por las conocidas “Papayeras”, aunque originalmente era un baile
danzado por los negros esclavos en torno de los tambores. William Fortich Diaz,
fundador del Festival Nacional del Porro, plantea en su teoría sobre el origen
del porro que éste nació en la época precolombina, a raíz de los gaiteros
indígenas que fueron implementando la rítmica africana, y por último se le
agregaron los instrumentos de viento de origen europeo.
Es
así como luego se presentaron dos variaciones en el porro, el palitia’o y el
tapa’o, y el porro alcanzó una gran difusión, tanto a nivel nacional como
internacional, para la época en que fue escrita “Soy Sabanero”. No cabe duda
que estas manifestaciones de nuestro folclor, son un claro ejemplo de la
riqueza artística y cultural que existe en el caribe colombiano.
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